Las vacaciones han tocado su fin. Después de intensas aventuras a bordo de vuestra casa rodante, toca abrir el garaje para el descanso de la caravana. Sí, trotamundos, ha llegado la hora de ser fiel a la rutina. Sin embargo, aparcar este vehículo no ha de significar que te olvides de él. En ese sentido, es muy importante que, después de cada uso, limpies esa caravana para mantenerla en perfectas condiciones y preparada para arrancar en tus próximas escapadas.
De hecho, el mantenimiento de una caravana es una de las responsabilidades más relevantes, pues de él depende la mayor duración del motor, la mejor conservación de los materiales (especialmente plásticos y metacrilatos) y el aumento de su valor. Estos cuidados adquieren todavía más trascendencia si el vehículo va a permanecer parado durante un tiempo.
Las atenciones a vuestra caravana afectarán tanto a la parte exterior como a la interior de la roulotte. Ambas habrá que limpiarlas respetando los materiales y cuidar cada uno de los elementos que así lo requieran, como bisagras, cerraduras, etcétera. Es cierto, suele ser un trabajo costoso, pero ¿por qué no sacar el lado positivo? ¡Puede ser una experiencia muy divertida en familia! Hemos elaborado, para ello, una lista con consejos e ideas para el mantenimiento de la caravana después de un viaje.
Parte exterior de la caravana: cuidados y mantenimiento
El exterior del vehículo es, posiblemente, la zona que se expone a más desperfectos, ya que sobre ella pueden influir circunstancias como la temperatura, el sol, el polvo, etc. Por tanto, es muy importante que mimes también la parte visible de tu roulotte. En primer lugar, los neumáticos han de recibir una atención especial. Puedes optar por desmontarlos, pero si prefieres dejarlos en su sitio, es aconsejable que, cada cierto tiempo, muevas la caravana para evitar que las ruedas se asienten y se deformen.
La parte exterior de las ventanas puede estar algo sucia después de un viaje y, por ello, hay que limpiar su superficie. En este caso, has de tener en cuenta que, generalmente, están fabricadas en metacrilato, un material muy sensible a ralladuras, por lo que evita usar limpiacristales con alcohol o disolventes, y decídete por agua y jabón neutro, huyendo también de las limpiezas en seco con paños o cepillos, que pueden dejar marcas.
La caravana, además, al estar parada, está inmovilizada, pero es recomendable no poner el freno de mano porque, de lo contrario, las zapatas pueden pegarse al tambor. Entonces, ¿cómo se puede mantener estática? La respuesta es sencilla: usa cuñas o calzos para fijar el vehículo en el sitio.
Si hablamos ahora de las cerraduras, las bisagras, las patas y la cabeza de enganche, el trabajo aquí se centra en engrasarlas con aceite lubricante. De esta manera, lograrás huir de molestos chirridos y del óxido. Asimismo, cuando alguno de estos elementos se rompa en el viaje, has de cambiarlo lo más pronto posible, y no dejarlo pasar.
Con la caravana perfecta en su exterior, queda decidir dónde la vas a guardar. Por suerte, no son pocos los que tienen garaje para ello, pero si este no es tu caso, asegúrate de que el sol no incide directamente sobre el vehículo durante mucho tiempo. En cualquier caso, esté donde esté, tu roulotte será blanco preferido del polvo, por lo que es oportuno hacerse con una lona o funda para cubrirla y protegerla.
Parte interior de la caravana: cuidados y mantenimiento
La belleza, dicen, está en el interior. Pero dicho interior hay que cuidarlo para que luzca bonito y agradable. Lo mismo ocurre en una caravana. Los armarios, la cocina, las camas y cualquier rincón ha de limpiarse después de un viaje con la finalidad de dejar el vehículo preparado para la próxima aventura.
¿Por qué no empezar por las ventanas? Desde dentro de la roulotte, será suficiente con un poco de agua, aunque es aconsejable aplicar jabón neutro si hay alguna mancha. Siguiendo por los armarios, olvídate de detergentes abrasivos o disolventes, pues bastará con agua y un detergente suave que no deje marcas sobre la superficie. Esta combinación es también la idónea para limpiar el resto de la caravana.
El viaje puede que haya sido largo, pero es probable que no hayas acabado con todas las existencias. A pesar de que éstas no sean perecederas, los armarios han de quedar vacíos y sin ningún alimento en su interior con el objetivo de evitar la aparición de insectos, como las hormigas. Cuando hablamos de la nevera, además, es evidente que no debe quedar nada dentro de ella, hay que limpiarla a fondo y dejar la puerta abierta para huir de olores desagradables. En ese sentido, como consejo, te recomendamos verter polvos de talco en las gomas de las puertas del frigorífico para que no se resequen.
El depósito de agua y las bombas, por su parte, deben estar libres de líquido, especialmente si vives en un lugar frío donde, en invierno, pueda congelarse el agua. En ese caso, si no se vacía el circuito de la caravana, puede llegar a reventar alguna de las tuberías.
Por último, nos trasladamos hasta el esqueleto del vehículo y nos preguntamos qué sucede con la batería ¡No nos podemos olvidar de ella! Dejar la caravana implica su estacionamiento durante un largo periodo de tiempo y, sin duda, es aconsejable aplicar grasa a la batería, desmontar sus conexiones e, incluso, realizar una carga mensual.
Con todas estas ideas, vuestra casa rodante de vacaciones estará lista para llegar hasta su próximo destino. Y sí, lo mejor es aplicarlas inmediatamente después del último viaje, porque más adelante es, quizá, demasiado tarde. ¿Te animas a limpiar tu roulotte? Si lo haces, ponte en contacto con nosotros y ¡cuéntanos la experiencia!