Es muy importante hacer el trasplante de maceta de nuestras plantas, ya que es muy beneficioso para sus raíces. En este post, os enseñamos cómo hacerlo de forma correcta. ¡Manos a la obra!
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¿Qué es trasplantar?
Trasplantar es la acción de extraer una planta de la zona donde está creciendo y plantarla en un lugar diferente.
Puede ser de una maceta a un jardín, de un jardín a otro, de un jardín a una maceta y de una maceta a otra. En todos los casos, la acción de trasplantar es prácticamente la misma.
¿Cuándo es necesario hacer el trasplante?
En primer lugar, hay que aclarar que el trasplante se debe de hacer cuando la planta se encuentra en receso vegetativo. No es apropiado trasplantar cuando están en pleno desarrollo, es decir, en estado de brotación, crecimiento, floración o fructificación.
Es necesario trasplantar cuando se da uno de estos casos:
- Cuando la maceta se ha quedado pequeña o se han agotado los nutrientes.
- Cuando queremos cambiar de maceta.
- Si hemos sembrado un semillero, y las plantas ya están fuertes para ir al exterior.
- En el caso de estar redistribuyendo el espacio del jardín o del huerto.
- Cuando compramos plantas de un vivero o si alguien nos regala una.
Ahora que ya tenemos esta información, es el momento de trasplantar. En nuestro caso, vamos a enseñaros cómo hacerlo de una maceta a otra, ya que es el caso más común. ¡Al lío!
Pasos para hacer un trasplante de una maceta a otra
En este caso, el trasplante se suele hacer porque: la maceta en la que está la planta se ha quedado pequeña y queremos que siga creciendo; hemos comprado una planta en un vivero y queremos pasarla a nuestra maceta; o por simple valor estético.
Elige una maceta adecuada
Además de elegir una maceta que estéticamente nos guste, es importante que su tamaño sea el adecuado, que permita a la planta crecer, y que tenga la base perforada, para que el exceso de agua no se acumule en la maceta, y pueda escurrirse rápidamente.
Tierra que tienes que elegir
La tierra que elijas tiene que estar preparada para hacer trasplantes. Sobretodo, los factores más importantes son que sea rica en nutrientes y que su granulometría sea la indicada para el cambio. En cualquier vivero podrás encontrar multitud de marcas que trabajan con tierra especial para trasplantar.
Una vez has elegido la tierra, rellena la maceta hasta un poco menos de la mitad.
Extracción de la planta
La parte más delicada del trasplante es sacar la planta de la maceta en la que se encuentra. Lo primero que hay que tener en cuenta es que, cuando la saquemos, el cepellón (bloque de tierra que hay alrededor de las raíces) no se desmorone, ya que es crucial para que la planta aguante el trasplante. Para que esto no ocurra, lo mejor es regar la maceta a conciencia antes de extraerla, así la masa de tierra será mas compacta.
Una vez se ha regado, le damos unos golpes a la maceta, para que la tierra se despegue, cogemos la planta del tallo principal, y tiramos hacia arriba.
Si vemos que así no se puede, en el caso de tener un recipiente de plástico, podemos recortarlo, y así evitamos pegar tirones.
Introducción de la planta en su nueva maceta
Una vez tenemos la planta fuera, debemos de colocarla en su nueva maceta, procurando que no quede ni muy dentro ni muy fuera. Lo recomendable es que la tierra quede unos 0,5 cm por debajo del borde, para que cuando reguemos, el agua no se salga por fuera.
Cuando la planta está colocada en su nuevo hogar, solo falta terminar de rellenar la maceta con más sustrato. Lo ideal es ir poco a poco e ir presionando la tierra para que quede compacta.
Regar y ubicar la planta
Por último, tendremos que regar la planta, y colocarla en un lugar muy luminoso, pero protegida de la luz solar directa.
Como ha sufrido un trasplante, los primeros días tendremos que mimarla un poco más de lo normal, ya que estará algo más débil. Evitaremos los encharcamientos a la hora de regar y no la abonaremos hasta pasado un mes.
Con el paso del tiempo, la planta estará fuerte y bonita.