Aunque parezca increíble, desde el año 2013 ,existe oficialmente el Día Internacional de la Felicidad y se celebra el 20 de marzo. Desde entonces, la Organización de Naciones Unidas (ONU) celebra este día después de que, en una asamblea celebrada en 2012, se decretara este día para reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar de todas las personas e incluso del medio ambiente.
Con ello se pretende conseguir que estos dos conceptos sean las principales aspiraciones de los seres humanos y que los gobiernos las incluyan en las políticas de cada país. Para que este mensaje llegara a todos los públicos, la ONU, Unicef y ‘Los Pitufos’ decidieron unirse y hacer correr el mensaje para conseguir reunir los objetivos de desarrollo sostenible que acabarán consiguiendo la felicidad mundial.
La felicidad debería de ser lo más importante en la vida de las personas y de eso los niños saben mucho. Los niños son más felices porque saben respetar, compartir, cuidar y disfrutar de todo, sin poner por delante los intereses, los pensamientos e incluso las propias opiniones. Por ello, en este Día de la Felicidad aprendamos de ellos.
Los niños no filtran los actos, disfrutan y aprenden de todo lo que hacen tanto con las personas como con el medio ambiente. Igual que disfrutan viajando. ¿Imaginas cómo puede ser el nivel de felicidad si mezclas viajar con niños?
Programar un viaje en familia, en caravana o autocaravana, puede ser una buena forma de celebrar el Día Internacional de la Felicidad. Además de ser un buen plan para divertirse y compartir tiempo, viajar de este modo también ayuda a cuidar el medioambiente. Muchas autocaravanas y caravanas cuentan con placas solares para aportar parcial o totalmente la energía que necesita para el habitáculo.
En el caso de las aguas, al contar con un depósito fijo, obliga a los viajeros a reducir el consumo y sobre todo a distribuir las cantidades para los diferentes usos (ducha, fregadero, etc). A la vez, los desechos de las aguas negras tienen lugares específicos para ser vaciados.
También, al hacer uso de un vehículo “dependiente”, ya bien sea una caravana o una autocaravana, obliga a la familia a utilizar (en la mayoría de los casos) medios de transporte públicos para poder moverse por la zona urbana de sus destinos, ya que pocos son los lugares que están adaptados para el paso de estos vehículos tan grandes. ¿Esto que supone? Menor contaminación, mayor cuidado del medio ambiente.
En cuanto a la convivencia, hará que grandes y pequeños aprendan unos de otros. Saber convivir en un espacio tan reducido durante tanto tiempo (sea larga o corta la estancia, las horas de carretera pueden llegar a ser desesperantes para todos) convierte todo el tiempo que paséis juntos en experiencias enriquecedoras y de seguro, muy divertidas.
Saber apreciar las pequeñas cosas también es algo que se potenciará en un viaje con niños. El contacto con la naturaleza, precisar de lo indispensable para vivir por la falta de espacio y conocer el medio que los rodea son cosas que forman parte de los objetivos de desarrollo sostenibles y que viajar en caravana potencia. El mismo contacto con la naturaleza permitirá a los niños aprender de los productos naturales ecológicos, que a la vez podrán formar parte de su dieta desde muy pequeños.
Además, ¿cómo no puede ser divertido un viaje en caravana con la de cosas que hay por hacer? Juegos inventados, juegos de mesa, hasta un papel y colores pueden provocar ratos de aprendizaje para los niños. Compartir tiempo con ellos os unirá y ayudará a que ellos sepan apreciar los momentos en familia.
Todo ello se resume en vivir una experiencia inolvidable con niños que está compuesta de felicidad, buenos momentos en familia y respeto por el entorno. La base fundamental para ser felices reside en las pequeñas cosas, y los niños las saben reconocer.
Busca un camping, como los de Marjal Campings & Resorts, en los que ser feliz es una de las filosofías de vida que más se pone en marcha. En Crevillent o en Guardamar del Segura, encontraréis la felicidad si decidís viajar en familia.