Una buena alimentación en los primeros años de vida es fundamental para el correcto desarrollo y crecimiento físico y mental de los más pequeños, pero también para la prevención de enfermedades crónicas. Aportar, de hecho, los nutrientes necesarios asegura una buena capacidad de aprendizaje, comunicación, habilidades sociales y adaptación a nuevos ambientes. Además, un niño mantenido de forma adecuada corre menos riesgos de sufrir, en un futuro, complicaciones como la obesidad, el sobrepeso, la anemia o trastornos alimenticios.
El problema, sin embargo, es mayor de lo que parece, pues sólo en España, un 43% de los peques entre 6 y 9 años padece sobrepeso u obesidad, según la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición. Todavía son muchos aquellos que, por tanto, no aplican el decálogo de una dieta saludable: variada, equilibrada, sana, apetecible, divertida, nutritiva, sorprendente, educativa, consistente y ordenada.
Para ello, los pequeños han de consumir alimentos cargados de proteínas, hidratos de carbono, grasas, hierro, calcio, zinc y vitamina B. Los primeros meses de vida podrán conseguir estos nutrientes en la leche, pero a medida que se hacen mayores, deben incorporar en su dieta otros ingredientes, como los cereales, las frutas, las verduras, las legumbres o el pescado, principalmente.
Además, la infancia es el momento idóneo para enseñar esta especie de ‘directrices’, pues es cuando se adquieren los hábitos alimenticios que perdurarán de por vida. Establecer, por consiguiente, una rutina en las cinco comidas es fundamental. En ese sentido, Cinfasalud propone las siguientes costumbres para la ingesta de los nutrientes esenciales que aseguren el desarrollo físico y mental del pequeño:
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Desayuno: un lácteo, una fruta o zumo, mermelada o miel, aceite de oliva, pan o cereales y, alguna vez, una pieza de fiambre (sobre todo, jamón).
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Almuerzo: una pieza de fruta, un yogur o un pequeño bocadillo.
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Comida: menús saludables acompañados de verduras, legumbres, pastas, arroces, sopas, carnes o pescados. El postre, una fruta o un lácteo.
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Merienda: un lácteo o una pieza de fruta.
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Cena: purés, sopas o ensaladas, con huevos, carne o pescado como complemento (en función de lo consumido a mediodía).
Los mejores consejos para la alimentación de los niños, asimismo, se enriquecen con la práctica de deporte o ejercicio físico. Los beneficios de este conjunto son inmejorables. Hablamos, por ejemplo, de un correcto, sano y fuerte crecimiento de huesos y músculos, la prevención de dolencias y molestias propias de las edades más tempranas, la reducción de posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares, el fortalecimiento del sistema inmunológico, el desarrollo psicomotor y el mantenimiento de las defensas altas para combatir aquellas enfermedades que se pueden contraer en la escuela infantil.
La importancia de la alimentación en los primeros años de vida ha quedado patente en los párrafos anteriores, pero ¿qué se puede cocinar para crear unos buenos hábitos nutricionales en los más pequeños? Si tienes esta duda, o si estás cansada de hacer siempre lo mismo, ¡no te preocupes! A continuación, puedes descargar algunas recetas para bebés y niños que, desde Marjal Campings & Resorts, hemos preparado pensando en ti. ¿Necesitas ayuda? ¡Aquí nos tienes!
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