Más de 170 países de todo el planeta están, desde el día 1 y hasta el 7, celebrando la Semana Mundial de la Lactancia con el fin de fomentar este tipo de alimentación y la salud de todos los bebés. Una efeméride que, en 1992, fue impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, aunque es la Alianza Mundial Prolactancia Materna (WABA) la que se encarga de organizarla, escoger el lema y definir los temas que se van a tratar.
Y es que cada año, un ítem diferente. En 2017, “Construyendo alianzas para proteger la lactancia materna: por el bien común, sin conflictos de interés”. El objetivo es, por tanto, fortalecer los lazos con los gobiernos para el desarrollo de políticas y programas bien estructurados, financiados y evaluados que defiendan el derecho de las mujeres a amamantar.
Pero, ¿por qué nace la Semana Mundial de la Lactancia? Para entenderlo, basta con retroceder a la última década del siglo XX. En agosto de 1990, la OMS y UNICEF convocaron la reunión sobre “Lactancia Materna de los 90” en el Spedale degli Innocenti (Florencia). Esta iniciativa mundial tuvo como resultado la Declaración de Innocenti, un documento que destaca los beneficios de la crianza y las metas para apoyar y fomentar el amamantamiento.
A partir de este instante, la “cultura de la lactancia materna” recibió un fuerte impulso frente a la “cultura de biberón”. Comenzó, entonces, la movilización social para la defensa de los derechos de las mujeres y los niños. Como consecuencia, y para conmemorar el manifiesto aprobado en Florencia, UNICEF y la OMS impulsaron la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia durante los primeros 7 días de agosto.
Consejos para que la lactancia sea un éxito
Los expertos coinciden en señalar que la lactancia no es sólo un alimento muy completo, sino que también ayuda a crear un vínculo único entre la madre y el pequeño. Éste recibe amor, cariño y seguridad que, según apuntan, no tendría de otra manera. A pesar de ello, no son pocas las mujeres que sienten dolores o molestias y deciden abandonar el amamantamiento. Una circunstancia que puede ser por una mala postura y no tendría que ocurrir si se realiza correctamente. A continuación, algunos trucos para hacer más fácil la crianza:
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No tengas prisa. El bebé puede tardar en engancharse al pecho, pero no te preocupes. Él necesita su tiempo hasta poder lograrlo. Intenta que te huela, deja que se guíe por su instinto y evita el uso de chupetes o biberones hasta que la lactancia materna esté consolidada.
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Adopta la postura correcta y, sobre todo, cómoda para ambos. Tu tripa y la del pequeño deben estar en contacto, ombligo con ombligo, mientras que la cabeza y el cuerpo del bebé han de estar en línea recta mirando al pecho para evitar tener el cuello torcido. Además, dentro de la boca tiene que quedar el pezón y parte de la areola para evitar cualquier daño o grieta.
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Él escoge cuándo y cuánto quiere. Es decir, a demanda. No hay horarios para el hambre, ya que cada niño es un mundo. Las tomas de los primeros meses serán más largas y se reducirán a medida que el tiempo avanza.
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Despierta al pequeño si se duerme. Es normal que, en muchas ocasiones, el bebé acabe utilizando el pezón como un chupete y caiga en los brazos de Morfeo. Entonces, deja de comer. Para que vuelva a succionar, puedes hacerle cosquillas en la planta de los pies. ¡Ya verás cómo se espabila!
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Mantén una buena higiene, pero no te obsesiones. Ducharse antes y después de cada toma no es necesario, basta con hacerlo una vez al día. Un buen truco, según Guía Infantil, para proteger el pezón es extender sobre él la última gota de leche de la toma correspondiente.
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Conserva la leche. Si tienes algún compromiso y no puedes alimentar a tu hijo, extrae la leche y guárdala para que otro se la dé por ti. Para ello, métela en biberones esterilizados y guárdala en la nevera por 2 o 3 días e, incluso, en el congelador si la previsión es para unos 2 meses.
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