Su consumo por parte del resto de la población era castigado con la pena capital, pero ahora puede estar al alcance de todos.
El té blanco es una de las variedades más exquisitas y que más nutrientes contienen. Por su elevado contenido en polifenoles, se trata del antioxidante más potente que existe en la naturaleza. Los polifenoles son un potente antioxidante cuya función es aumentar las defensas de nuestro organismo y neutralizar la acción de los radicales libres. De esta manera se evitan enfermedades como el cáncer o el envejecimiento prematuro de nuestros tejidos. El té blanco protege al organismo hasta 10 veces más que el te verde y es 14 veces más potente que un vaso de zumo de naranja.
Además, es un aliado perfecto para mantener nuestra juventud y belleza. En muchos casos se utiliza en tratamientos de belleza y lociones corporales, debido a su poder protector de las células. Y a esto hay que sumarle su poder adelgazante: el té blanco acelera el metabolismo, favoreciendo la reducción de grasa corporal y colesterol.
No es el secreto para la vida eterna, pero sí que puede alargarnos mucho más la vida.